Los centros residenciales forman una pieza clave en nuestra sociedad en cuanto a la atención de mayores y personas dependientes.
Han pasado a ser fundamentales respecto a los modelos de vida actuales en los que los adultos están sometidos a horarios laborales que no permiten conciliar la vida laboral y familiar, menos aún para prestar la atención necesaria y los cuidados que requiere una persona que no puede valerse por sí misma.
¿Qué es una residencia de ancianos?
Se trata de un lugar en el que se ofrece una atención integral y alojamiento de manera permanente a aquellas personas que por sus circunstancias no pueden ser atendidas en su hogar y precisan de ciertos cuidados y servicios. El IMSERSO las define como los centros que ofrecen atención integral y vivienda permanente a personas mayores de 60 años que, por problemáticas familiares, sociales o económicas, necesitan de estos servicios.
Hoy en día, las residencias son centros en los que se atienden necesidades sociales, sanitarias y de cuidados de numerosos ancianos, en busca de su calidad de vida y de cubrir todas sus necesidades, ya sea de manera temporal o permanente.
Sobre todo, las residencias deben tener el espacio que precisan dentro de la sociedad, así como sus mayores. Son piezas clave en el conjunto social y como tal, han de ser tratados con las mejores condiciones a todos los niveles: servicios médicos, cuidados personalizados, actividades de mantenimiento, ejercicio y ocio, como cualquier persona independientemente de su edad.
¿Por qué son necesarias las residencias de ancianos?
Las residencias de ancianos son el lugar elegido tanto por aquellas personas que han perdido autonomía, como para aquellos que por su edad, estado físico o circunstancias que rodean a la persona, no pueden valerse en su hogar. Muchas personas, a cierta edad, no cuentan con familiares o personas disponibles 24 horas para realizar tareas que antes llevaban a cabo sin problemas.
Además de estas, las razones por las que una persona decide solicitar su ingreso en una residencia para la tercera edad son muy variadas: desde problemas físicos, mentales, de dependencia o autonomía, hasta personas que prefieren pasar esta etapa de vida acompañados sin tener obligaciones.
Es muy importante destacar que las residencias de ancianos no son un lugar en el que dejar olvidados a nuestros mayores hasta el fin de sus días; son espacios, hogares en los que dar la mayor calidad de vida y bienestar a un pilar fundamental de la sociedad. Su comodidad, atención y satisfacción debe ser una prioridad.
¿Qué debe tener una buena residencia para la tercera edad?
Por supuesto, una residencia para la tercera edad debe contar con los espacios necesarios y adaptados, sin barreras arquitectónicas, con una accesibilidad que además de cumplir las normativas, esté totalmente adaptada a las necesidades que puedan surgir entre sus usuarios.
Igualmente, debe contar con profesionales del sector en cada uno de los ámbitos que comprende una residencia. Es vital que además de experiencia y conocimientos sobre el cuidado de ancianos y personas dependientes, tengan una aptitudes, actitudes y predisposición que influya positivamente en los usuarios.
El número de personal de la residencia de ancianos ha de ser acorde al de usuarios para dar la cobertura necesaria a cada uno de ellos, dedicarle el tiempo necesario y no desatender en ningún momento sus peticiones.
Elegir una residencia ha de ser una decisión meditada y siempre consentida -en la medida de las posibilidades- por la persona a ingresar.
En Centro de Mayores Montesalud, cumplimos cada uno de los requisitos para que este sea el mejor hogar para las personas en esta etapa de la vida. Su atención y cuidado está en manos de los mejores profesionales, poniendo en primer lugar su bienestar, en un entorno cuidado, acogedor y adecuado para personas que todavía tienen mucho que aportar a la sociedad.