Una confusión aguda o delirium es una situación puntual que puede originarse en personas mayores tras algún hecho que desestabiliza la salud y afectan al cerebro como una caída, una bajada de potasio, fiebre o una infección de orina.
Además de la desorientación, el delirium puede desencadenar alucinaciones y alteraciones del sueño, junto a comportamientos bruscos o agresivos. Esta es una situación muy habitual ya que responde a un escenario de enfermedad que afecta al cerebro de forma aguda al generar falta de riego o toxicidad.
Los rasgos esenciales del delirium consisten en una alteración de la conciencia que se manifiesta por la disminución de la capacidad de atención en un breve periodo de tiempo que puede variar entre unas horas o unos días.
Existe una afectación global de las funciones cognitivas, además causa intranquilidad y afecta al ritmo sueño.
¿Cómo abordar el delirium? Cuando el familiar se enfrenta a uno de estos episodios en una persona mayor, suele pensar que ha perdido la cabeza y que jamás se recuperará.
Sin embargo, hay que distinguir entre la demencia y el delirium ya que son los dos trastornos mentales más frecuentes en la población anciana. Hasta un 50% de las demencias tienen un delirium asociado.
Frente a uno de estos episodios, lo más conveniente es acudir al médico que será quien lleve un seguimiento del paciente comprobando su nivel de hidratación, que puede alterar todos los electrolitos del organismo.
El papel de la familia es fundamental para crear un ambiente que proporcione tranquilidad al enfermo, conviene dar conversación y orientar en todo momento. El ambiente debe contar con escasos estímulos luminosos y sonoros es lo ideal en vez de oscuro que desborde la imaginación y propicie alucinaciones.
Los masajes, la música, diferentes técnicas de relajación y salir a la calle y relacionarse con otras personas pueden favorecer el estado del paciente. El mayor debe saber el día en el que vive, que controle el calendario, que tenga siempre un reloj a la vista… En definitiva que tengan el cerebro entretenido.
Hay que dirigirse a la persona mayor con palabras sencillas y frases cortas y claras, evitando saturar con información y tranquilizarlo sobre el propio delirium. Es muy importante que la familia comprenda la situación del anciano y que se organice para atenderle.
Es importante que esté en su entorno. Es decir, para no agravar la confusión de la persona, no es conveniente que cambie de casa o de estancia con frecuencia, o que sea atendido cada semana por un familiar distinto.
A pesar de que el delirium es una urgencia médica que ocurre con relativa frecuencia en los ingresos hospitalarios de los mayores, se trata no de uno de los retos de la medicina hospitalaria.
Los ancianos deben tener una atención multidisciplinar y una conciliación de la medicación en la que intervengan médico, geriatras y farmacéuticos, además del especialista correspondiente de la dolencia en sí.