Con el paso de los años y la llegada a la tercera edad es normal comer menos e incluso llegar a perder el apetito debido a que las necesidades y el esfuerzo físico son menores.
Sin embargo, este hecho no hay que pasarlo por alto ya que puede estar asociado a una enfermedad llamada hiporexia.
Esta falta de apetito es el estado en el que una persona poco a poco tiene cada vez menos ganas de comer.
En España afecta a ocho millones de personas, en torno al 50-60% son ancianos, principalmente los que sobrepasan los ochenta años de edad.
¿Cuáles son las causas de la hiporexia?
Por lo general, las causas de la hiporexia están asociadas a que la persona que la sufre está inmersa en una situación de tristeza, soledad, depresión o ansiedad.
No siempre es debido a estas situaciones, también puede ser síntoma de una enfermedad más grave, como desnutrición, cáncer de páncreas, de colon, de estómago u de ovario, enfermedad hepática crónica, insuficiencia renal crónica, EPOC, demencia, insuficiencia cardíaca o Hepatitis.
Factores que pueden influir en la falta de apetito en los ancianos
Hay también otros factores que pueden influir en la falta de apetito en los mayores, como puede ser el consumo de ciertos medicamentos, como la morfina o la codeína; el aislamiento social (cuando un anciano sufre una pérdida de un ser querido, se siente solo, tiene una enfermedad, sufre algún tipo de trauma o estrés postraumático e incluso cuando le ingresan en un hospital o en una residencia).
Cualquiera de estas situaciones puede provocar que la persona mayor se aísle y deje de relacionarse con su entorno o salir de casa, lo que a su vez produce estados de hiporexia, depresión e incluso un problema psiquiátrico.
Conscientes de estos problemas, en Montesalud centro de mayores en Madrid vigilamos a nuestros ancianos y estamos continuamente pendientes de que su alimentación sea la adecuada y necesaria a sus condiciones.
Para ello procuramos que no se sientan solos y realizamos con ellos todo tipo de actividades para que se mantengan activos y con buen estado de ánimo.
Pese a que algunas de las causas mencionadas, no siempre se pueden controlar y es necesario acudir a un especialista que diagnostique cada caso y establezca el tratamiento más adecuado.
La hiporexia y, la desnutrición y pérdida de peso, van asociadas una a la otra, circunstancia que se suele agravar si la persona que la padece también sufre otra enfermedad.
Por este motivo, es fundamental ayudar a nuestros mayores a que coman bien y estén bien nutridos para facilitar su recuperación.
Algunas de las medidas que podemos tomar para evitar que la hiporexia desemboque en desnutrición
Enriquecer las comidas con huevo, leche en polvo, quesitos o caldos, para aumentar el valor energético sin necesidad de aumentar la cantidad que se ingiere.
Mantener el horario de comida y si tienen hambre, aunque esté fuera de su horario de comida, siempre satisfacer esta necesidad.
Ofrecer cantidades pequeñas de alimento, pero aumentando las veces que se come al día, entre cinco o seis raciones diarias. Así, se evita que se sacien con mayor rapidez y tengan más apetito en la siguiente comida.
Dejar tiempo para comer, pero evitar que sea en soledad, siempre ha de ser en compañía.
La comida no debe estar muy caliente, ya que implica que se sacien más rápido, y los alimentos deben ser fácilmente masticables.
– Procurar un menú que guste, que motive a comer sin llegar a aborrecer y ser variados en las opciones de comida.