Siempre se ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día, ya que nos aporta todos los nutrientes necesarios para empezar la mañana con energía, eso siempre que se haga de manera saludable. Sin embargo, no todas las personas siguen este hábito de manera habitual.
Así, por ejemplo, según datos de un estudio realizado para Estados Unidos y Europa, aproximadamente el 20% de la población no desayuna a diario, dato que aumenta con la edad, ya que alrededor de un 30% de adultos de entre 18 y 35 años no lo hacen.
¿cuáles son las consecuencias en la tercera edad cuando no se desayuna?
En ancianos la importancia de desayunar se acrecenta más que en otras etapas de la vida, debido a tratarse de ser una fase llena de cambios físicos y mayores riesgos de contraer enfermedades relacionadas con la edad.
Aunque muchas personas siguen una dieta equilibrada en función de sus necesidades fisiológicas o derivadas de las posibles dolencias que padecen, hay muchas restricciones de alimentos en función de los riesgos que podrían conllevar su consumo.
Hay que tener en cuenta que en la tercera edad el sedentarismo es mayor y se produce un descenso del desgaste físico, algo que está inversamente relacionado con la pérdida de apetito.
Esto significa, que la alimentación de nuestros mayores debe ser rica en nutrientes y vitaminas, evitando el consumo excesivo de grasas saturadas, azúcares y calorías, ya que no solo ayudan a prevenir enfermedades, sino también el sobrepeso. Es decir, alejar de la rutina los dulces ultraprocesados y el azúcar principalmente.
¿Es suficiente con una alimentación adecuada para tener una buena salud en la tercera edad?
Empezar y continuar el día con una buena alimentación, y una dieta equilibrada no es suficiente para disfrutar de una salud de hierro a cualquier edad. El ejercicio físico también es fundamental, una media hora de caminata diaria es lo mínimo aconsejable.
A estas dos premisas hay que sumar también el aumento del consumo de alimentos ricos en fibra, reducir el aporte calórico, saber combinar los productos alimenticios, realizar desayunos fuertes y cenas ligeras, y sin olvidar, el buen hábito de hacer cinco comidas diarias.
Así, por ejemplo, un menú recomendable para la tercera edad, y que en Montesalud ponemos en práctica cada día, se basa en:
Desayuno:
Un vaso de leche desnatada con cereales integrales o un yogur desnatado y una pieza de fruta.
Almuerzo y merienda:
Una cuajada o un yogur natural (sin azúcar) o una pieza de fruta y frutos secos o combinando con tostadas de pan integral
Comida y cena:
Pasta integral, legumbres, arroz o verduras, carne magra y pescado fresco, así como sopas, purés, tortillas o algún plato elaborado a base de huevo.
Esta composición puede variar cada día, pero es muy importante la dieta se corresponda a las necesidades de cada persona, sin saltarse ninguna de las comidas diarias recomendadas, atendiendo, además, a cada estación del año y según los nutrientes y vitaminas que aportan cada uno de ellos.