El aumento sostenido de la expectativa de vida en la población mundial y la mayor incidencia y prevalencia de la diabetes en la edad avanzada, ha llevado a un aumento del número de diabéticos por encima de los 65 años de edad.
En nuestro país con una población envejecida, la diabetes en la edad avanzada constituye un importante problema de salud y su tratamiento uno de los desafíos médicos más importantes para el futuro.
Es necesario distinguir las personas cuyas diabetes comienza o se diagnostica después de los 65 años, de aquellos cuya enfermedad se inicia a edades más tempranas y hoy se encuentran con una edad avanzada.
La diabetes en la edad avanzada en general es muy poco sintómatica y de comienzo insidioso, debido en gran parte a la elevación del umbral renal para la glucosa que hace que hiperglucemias moderadas no se acompañen de glucosuria, lo que explica la falta de poliuria y polidipsia.
Es por esta razón que en la mayoria de los casos el diagnóstico se hace a través de exámenes de laboratorio de rutina o por complicaciones de la diabetes.