La edad aporta sabiduría, pero es cierto que a partir de los 40 años o algo antes el cerebro comienza a envejecer. La pérdida de memoria, los olvidos y despistes son las señales más comunes.
Los expertos afirman que un cerebro sano realiza nuevas conexiones neuronales y aprende cosas nuevas durante toda la vida. Sin embargo el proceso de envejecimiento, el estrés y un estilo de vida poco saludable le afecta negativamente, la memoria a corto plazo y las funciones cognitivas fallan progresivamente.
El déficit de memoria en la tercera edad es diversa. En algunos casos representa el comienzo de una enfermedad neurodegenerativa y en otros puede estar ocasionado por trastornos clínicos como la depresión y la ansiedad.
Hay que tener en cuenta que en una persona adulta son frecuentes los olvidos y, por ello, hay que discriminar entre vejez o enfermedad, a la hora de consultar al médico.
Por un lado está el olvido benigno, la dificultad de recordar datos o una información relativamente importante que puede ser recordada más adelante. Por otro, el olvido patológico es diferente.
Los familiares o el entorno cercano están preocupados, pero la persona afectada suele no darse cuenta de lo que le está pasando, tiene dificultad en recordar datos importantes recientes porque se olvida la situación por completo, como si nunca la hubiera vivido.
Control ante la pérdida de memoria
Las claves para evitar despistes en la tercera edad pasan por tener una buena calidad de vida como es el control de la hipertensión arterial, la supervisión y el tratamiento del colesterol y la diabetes, así como evitar el tabaco y el alcohol.Existen otras fáciles y cotidianas que hacen del día a día mucho mejor como son:
Salir de casa con las llaves en la mano para comprobar que no haya otra llave en la cerradura.
Hacer listas mentales enumerando los productos que comprar en el supermercado.
Ejercicios de recuerdo cada vez que se despista un objeto en casa. Por ejemplo, no localizar las gafas que acabas de dejar y pensar en todas las acciones realizadas desde la última vez.
Apuntar en una lista donde enumerar los productos de casa que se acaban en un lugar visible.
Hacer fotos de las cosas importantes, las imágenes ayudan a recordar, por ejemplo, dónde está aparcado el coche. De igual manera siempre es mejor ir y volver por el mismo sitio.
Siempre que sea posible, elegir distintos itinerarios para ir a sitios conocidos como el trabajo. Es mejor hacerlo caminando para fijarse en más detalles.
Descanso adecuado ya que un sueño reparador es imprescindible para tener la mente despejada y consolidar los recuerdos, encontrarse más receptivo y con mejor capacidad de atención.
Aumentar la reserva cognitiva que ayuda a compensar la pérdida de capacidades del cerebro con actividades intelectuales como leer o aprender algo nuevo.
Centrarse en una única tarea a la vez. La multitarea, es decir, pasar de una tarea a otra con agilidad y rapidez, disminuye con la edad. Hacer una cosa detrás de otra evita accidentes y despistes.